La recta final de curso es uno de los acontecimientos más importantes del año para los más pequeños de la casa. Es en este instante cuando se refleja el esfuerzo realizado durante todo el curso escolar y por tanto, un momento que puede incidir en la autoestima de los mismos.
Por ello, es importante premiar el esfuerzo demostrado durante los meses del curso escolar. En los resultados académicos pueden influir diversos factores de psicología infantil, como el estado anímico durante los exámenes, dificultades de comprensión, nervios ante las pruebas más exigentes o cansancio acumulado; de modo que sabemos que es muy saludable y recomendable que los padres refuercen los avances logrados a través del esfuerzo de los niños durante el curso.

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Los padres son quienes deben comprobar cómo el joven estudiante planifica su semana, organiza sus espacios de ocio, de estudio y se compromete con sus responsabilidades. De esta forma y con estos datos, podemos premiar y reconocer la labor que hayan realizado durante el curso, independientemente de las calificaciones finales o de forma complementaria a las notas obtenidas.
En el caso de que hayan quedado algunas asignaturas pendientes de aprobar para septiembre, podemos ayudarles a planificar el verano, hay tiempo más que suficiente durante estos meses vacacionales para organizar un horario que incluya horas de estudio y horas de ocio.
En realidad, se trata de realizar un compromiso bilateral, en el que padres e hijos cumplan unas partes acordadas. Así, verán que los esfuerzos tienen recompensa y además, comenzarán a adquirir responsabilidades y hábitos de estudio muy positivos. No debemos olvidar tampoco que programar horas de estudio con unos objetivos fijados, potencia la concentración.
Cómo programemos el verano ayudará a que la vuelta al cole no sea tan dura. De esta programación dependerá que el regreso a la rutina escolar resulte más progresivo y menos abrupto.
Si durante el curso escolar realizan actividades deportivas, es bueno que, durante el verano, sigan realizando ciertas actividades que les obliguen a mantenerse activos. Con ello, ayudaremos a reducir horas de reposo diario que tanto influyen en las horas del sueño.

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En definitiva, el objetivo es conseguir el equilibrio entre ocio y estudio. Es necesario que los pequeños tengan también su recompensa estival y si, además, les ayudamos a integrarla con sus obligaciones escolares, mejor que mejor. Para ello debemos sentarnos con ellos y mediar o negociar estas horas de estudio; escuchar sus opiniones para poder adaptar un horario que sientan como propio y por tanto, cumplan.