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Psicología para adolescentes en Zaragoza

ASISTENCIA PSICOLÓGICA EN LA EDAD ADOLESCENTE

Orientación de trabajo

El inicio de la adolescencia conlleva una serie de cambios físicos, sociales y psicológicos que en ocasiones resultan complicados de gestionar. Además, la intensidad de exigencias en los estudios y el incremento de responsabilidades pueden incidir en esta dificultad de adaptación. Por ello, es frecuente la aparición de conductas disruptivas, cambios en la autoestima, dificultades en las amistades (así como problemas en la gestión de las redes sociales) o en las relaciones familiares.
Estas dificultades si no se orientan de manera adecuada pueden incidir en el correcto desarrollo hacia la edad adulta. Además, la sociedad actual plantea muchos retos al respecto (estudios, amistades, relaciones familiares). Los padres, en ocasiones pueden sentir que no pueden ayudar a sus hijos o hijas en esta transición hacia la vida adulta y por ello ven adecuado solicitar una ayuda externa. El menor, sin embargo, puede no ser consciente de estas dificultades.

Metodología General en la psicología adolescente

Valoración del Problema
Es muy importante hacer una correcta valoración de la demanda. En algunos casos y dependiendo de la edad del menor, el planteamiento de esta primera visita puede ser diferente. Así, habrá casos en los que resulte esencial obtener información por parte de los padres. En cualquier caso, en el primer contacto telefónico se pueden plantear dudas al respecto.

Principal Objetivo: Conseguir una exhaustiva descripción del problema
  • Información presente: Qué ocurre, desde cuándo ocurre, en qué medida el problema interfiere en la vida del niño (en el desarrollo, en la socialización, en el rendimiento académico... ), de qué manera afecta el problema al entorno del niño (familia, colegio), cómo se está manejando el problema (padres, profesores,...). En el caso de la adolescencia, la descripción del problema por parte de padres y del menor puede no coincidir. De ahí la importancia del establecimiento de unas correctas metas terapéuticas.
  • Información histórica: acontecimientos vitales, accidentes, cambios en la vida del niño, pérdidas familiares, cambios de colegio, enfermedades de los progenitores, clima familiar, etc. Los acontecimientos durante la infancia pueden incidir en el desarrollo de la personalidad (en especial en sus estrategias de afrontamiento). En algunas ocasiones esto pueda estar manteniendo el problema, de ahí la importancia de su conocimiento por parte del psicólog@.
  • Además y si el caso lo requiriere, puede ser interesante solicitar valoraciones a los profesionales pertinentes (tutores, orientadores escolares,…) mediante entrevistas, cuestionarios, pruebas estandarizadas y test psicométricos.

Intervención en psicología adolescente en Zaragoza

Tras la valoración se planteará una intervención adaptada a las demandas presentadas. Se establecen unos objetivos y metas, y se explica cómo se va a tratar de conseguirlos. En función de esto se marcará la periodicidad de las sesiones. En el caso de la adolescencia, resulta imprescindible haber pactado estos objetivos con el menor, de manera que se consiga una implicación por parte de este. Por ello, el vínculo establecido entre terapeuta y paciente deberá cuidarse de manera especial.

Progresión de la intervención


La duración de la intervención es específica para cada caso. No obstante ha de haber una comunicación periódica y frecuente respecto a la progresión del mismo. Buscando la cooperación e implicación del sistema familiar.
En estos encuentros se informará a los padres de los avances, de los obstáculos a superar, de los objetivos que se están trabajando con el menor en las sesiones, de las técnicas empleadas, etc ...Cuando se pueda ver comprometido la alianza terapéutica psicólogo-menor, serán diseñados estos contactos con especial cuidado.

Dudas y preguntas frecuentes en Psicología para Adolescentes

Una característica propia de esta edad es la necesidad de declararse personas independientes defendiendo sus criterios frente a los del mundo adulto y especialmente el de los padres.

Además, tal y como se ha comentado, existe una dificultad a la hora de proponerles una ayuda externa a sus problemas, si no han sido ellos los que la han pedido previamente. Y es que nosotros, como padres, podemos ver un problema que ellos no comparten y por lo tanto se nieguen a acudir a un especialista, y nos inviten a nosotros a ser los que acudamos.

  1. Elegir el momento adecuado
  2. Exponer con sinceridad el nivel de preocupación que tenemos sin responsabilizarlo a él. No dramatizar.
  3. Informar de nuestra intención de buscar ayuda.
  4. Transmitirle nuestro deseo de que ellos participen en esta solución.
  5. Habrá que respetar la decisión que tomen. No habrá posibilidad de trabajo si el adolescente no comparte la percepción de problema y no tiene motivación para iniciar un tratamiento.
  6. Nunca hay que engañar, mentir, compararlos con otros, etc.
  7. Sería posible trabajar sin la presencia del adolescente en consulta siempre y cuando el profesional considere que conseguir cambios por parte de los padres (actitudes, manejo de conflictos, pautas de comunicación,…) pudieran ser factores que puedan ayudar a suscitar la colaboración del adolescente.